¡Ale!manito.

Poca capa para este tinto alemán, de orilla abierta, violácea clara.
Con los aromas y sabores habituales de grosella que me voy encontrando en estos vinos centroeuropeos, le acompaña en nariz algo de menta.
De poco cuerpo, ligero, pero en su paso suelta unos caramelitos de lila que lo hacen sabrosillo.
Discreto y fácil, pero también curioso.

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