Un vino bastante singular, que igual sirve para un roto que para un descosido, resultando un excelente maridaje acompañando los postres dulces al final de la cena/comida, como tomarlo en el aperitivo antes de la misma. Su fino y delicado punto de dulce nada empalagoso así como su baja graduación, le aporta una sensación placentera y golosa que te invita a seguir bebiendo, eso sí muy fresco. Un vino suficientemente equilibrado, con una correcta acidez, de paso fácil y alegre, y agradable persistencia.
Aporta una intensidad media en nariz pero bastante elegante, con notas de flores blancas, miel y un suave toque cítrico.
En visual presenta una amarillo pajizo pálido brillante con destellos verdosos.
Botela con envase de 37,5 cl.
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