Es inusual beberte un Beaujolais con diez años en tan buena forma. Pese a ello, creo que es el momento de ir acabando con todas las existencias que pudiéramos tener de este 2009.
Posee un buen color, ribete limpio y capa baja y sin embargo me da la sensación de que de aquí a un tiempo corto el barrillo hará su aparición.
En nariz está muy bien y que se trata de una gamay que ha llegado al culmen: fruta roja y negra, toques especiados, monte bajo y mucha mineralidad.
Como no hay madera ni prácticamente alcohol y la acidez sigue estando palpable, el vino sigue ahí dando carácter vertical, frescura, lozanía y toques punzantes.
El final es perfumado y largo.
Rico y sabroso.
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