Los italianos pueden vestir cualquier producto mediocre de forma impecable. La botella y etiqueta valen más que el propio vino.
Amarillo pajizo brillante con leves tonos ocres.
Aroma fresco y cítrico, con hierbas de tocador, lavanda, lima... su verdadero y casi único atractivo.
En boca tiene un tacto graso, se muestra cítrico, pero ahí se acaba, no sé si decir que cae rápido o que nunca llegó a estar de pie.
Pajizo, con una nariz muy cítrica de media intensidad. En boca destaca su sequedad y la buena acidez. Algo inexpresivo, limitándose a los cítricos y un recuerdo de albaricoque. El conjunto resulta agradable y refrescante.
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