Rubí intenso, brillante con reflejos violetas. Es un vino con aromas muy fragantes y propios de la Cabernet Sauvignon: compotas de ciruelas y cerezas, vanilla, cassis, pimientos verdes y tomillo. La bodega recomienda decantar el vino 30 minutos antes de su consumo. Este servidor no hizo caso, pues quería seguir la evolución del vino. En un inicio, el sabor es muy tánico, desagradable, con la apareciencia de un vino forzudo, de esos que quieren lucir a base de músculo según dictan los canones parkerianos. Horas después el vino lució menos desbocado, con recorrido denso y toques sedosos. Debe reconocerse que el alcohol para sus 14,5 grados no se siente tan patente, aunque no por eso deja de existir. Al final el vino armonizó con una costilla de cordero al horno, y aunque se recomienda comerlo también con quesos azules, si se vio fuera de tono ante un cabrales. En general un vino para beberse en unos 2 años más. No opino sobre la relación precio-calidad, pues la botella fue un obsequio.
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