Primario, complejo y fresco

Presentado en la típica botella de franconia, y con una bonita etiqueta, viste un amarillo grisáceo con ribete casi transparente. Limpio y no muy brillante. Lágrima densa, lenta y desordenada.
Nariz compleja y con un atractivo abanico de aromas, entre los que destacamos hierba, tonos cítricos y a manzana verde, miel, almendras y tierra mojada.
En boca, sorprenden su frescura y acidez, que a la vez combinan bien con una estructura corpulenta y unos sabores a los que hay que dar tiempo para que terminen de desplegarse. Paso sedoso y perfumado, con predominancia de flores blancas, albaricoque y frutos secos.
Final de alta intensidad, algo dulce, con recuerdos licorosos, anisados y un pelín secantes.
Preciosa bodega del siglo XVII ubicada en el pueblo de Castell, perteneciente desde entonces a una de las familias de más rancio abolengo de Baviera. Allí la estrella es la Silvaner, puesto que de sus viñedos salió la primera botella de esta uva de la que se tiene constancia. El propietario, aparte de serlo también del banco local más importante, es primo del Conde de Faber-Castell, indiscutible rey del lápiz, quien posee un precioso castillo y fábrica, que también se pueden visitar.
El precio, 26€ en bodega. Un vino sorprendente, original y con un buen esqueleto.

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