24 horas

Al abrir la botella se presentó el infierno, el sulfuroso aparecia a toneladas, sin dejar apreciar otra cosa. En boca un exceso de carbonico, a mi modo de ver bastante incomodo, fuera de lugar. Pero conforme pasan las horas la situación va cambiando, desparece el carbonico y el sulfuroso y aparece la fruta aunque sin excesos. En definitiva el vino a las 24 horas de estar abierto era otro distinto; la pena es que ya apenas quedaba.

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