Chardonnay del Frío

Chardonnay atípico, no por otra cosa, sino por proceder de Chablis, esa zona más septentrional de Francia, con heladas y otros riesgos para la producción de Chardonnay.

De color amarillo con reflejos verdosos, el vino se encuentra limpio y brillante con una nariz exhuberante de notas florales y cítricas, también destacables la manzana madura y algún que otro toque salino o yodado para otros, al proceder de margas calizas, con abundantes fósiles de conchas marinas.

También encuentro un cierto toque de aroma de mar o molusco, pero muy discreto,

En boca, el vino es sedoso, con muy buena acidez, sin ser afilado, encontramos un tacto ligeramente graso, procedente de un buen ensamblaje con la madera, pero elegantemente y sin abundancia de notas avainilladas o tostados, sino más bien procedentes de las lías.

Muy largo, destacable el postgusto fresco, y salino, con mucha fruta tropical y exótica, de gran pureza por lo paulatino que es su recorrido y al mismo tiempo penetrante.

Me gusta mucho esa otra versión de los chardonnays a los que estamos acostumbrados de más fruta madura y maderas.

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