De color rubí marronoso de capa media-baja, muy claro, translúcido. Limpio aunque con una gran cantidad de precipitados en la base de la botella. Reflejos rojizos y anaranjados, sin mucho brillo, mate. Ribete amplio, atejado, sin apenas diferencia respecto al menisco.
Parece que no acaba de arrancarse del todo al abrirlo. Algo apagado y necesitado de respirar para ir mejorando en definición. Inicialmente se muestra marcado por las maderas tostadas, granos de café, cremosos, tabaco rubio, fruta escarchada, ahumados, lácteos... Tiene una línea clásica, parecida a las cosechas de 1970 y 1973, pero con un ligera falta de brillo y de detalles. Quizás esté ya mostrando cierta fatiga por el paso del tiempo. Consigue ir a más sacando unas agradables notas de monte umbrío, humus, corteza de nogal y un apunte de cascarillas de castaña.
En boca es ligero, suave, maduro, aposentado, aunque aún mantiene un núcleo de fruta muy madura y una acidez interesante. Recuerda muchísimo a un Royal o un Bordón de Bodegas Franco-Españolas. Un vino que ha sabido envejecer aunque esperábamos mucho de él. No reponde a las expectativas que se crearon en su momento cuando se comercializó como uno de los tintos más innovadores de España. Botella aportada por un compañero de cata. En 1999 costó 10.200 pesetas, 60 euros aproximadamente, el doble que un Excelso 64 o un Tondonia 1973 Gran Reserva.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2014/11/conde-de-valdemar-1975-gran-reserva.html