¿Ródano? no, Navarra

Picota muy oscuro, con ribete cardenalicio. Muy cubierto, casi opaco. Limpio y muy brillante. Lágrima dispersa.
Aromas a frutas del bosque, como fresas, frambuesas y arándanos. Olores a violetas. Después, vainilla, caramelo y un ligero toque ahumado. Terroso y con notas de grafito. Fresco.
En boca, destacamos las mismas frutas que en nariz, e incluimos un toque a ciruela negra y manzana verde. Algo de madera nueva y chocolate. Buena acidez.
Final largo que deja un regusto dulce a golosina.
Un vino equilibrado, con alguna arista, goloso y con cuerpo.
Una rareza para la zona, la única Syrah que conozco de Navarra. Un magnífico descubrimiento que me hicieron en un restaurante de la zona hace unos cuatro años. Desde entonces soy un incondicional de este vino. La primera añada que probé fue la de 2003 y entonces me pareció una auténtica piruleta de fresa. Desde esa fecha no se me ha escapado niguna y aunque conserva ese toque goloso, se ha ido tornando en un vino más serio, más continental y con más matices minerales. Muy recomendable para todos aquellos que busquen una personalidad y un terruño diferentes en la zona.

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