90 años de historia resumidos en una botella

Botella degollada en el Encuentro Verema tras 332 meses de crianza (27 años y 8 meses).

Dorado intenso brillante, burbuja pequeña y escasa.

En nariz no es muy intenso y se muestra reducido en un inicio, son casi 30 años encerrado y necesita respirar. Le vamos dando el aire requerido y nos compensa con una paleta aromática especialmente compleja. Flor seca, especias, miel, fruta madura, balsámicos, trazas de tierra mojada, hongos, un fondo mineral, café en grano, anisados y hojas de menta van desfilando con armonía por nuestra pituitaria. Una maravilla.

En boca resulta apabullante por su marcado equilibrio entre fuerza y complejidad, lleno de finura y la vez en plena forma. Con una gran acidez, pasa redondo y cremoso, dejando en el final sensaciones minerales, especiadas y balsámicas con frutos secos amargos. Larga persistencia y grato recuerdo de vino grande. Carbónico en perfecta integración.

Espectacular cava, el mejor que he probado en mi vida. Para hacerse una idea de su nivel, señalar que estuvo incluso a la altura del Salon blanc de blancs del 83 en mágnum que probaríamos solo unas horas después. El vino fue presentado por Antoni Mata, padre de Ton Mata, quien nos señaló con emoción en su rostro que quiere estar presente cada vez que se abra una botella de este año, la más antigua que se conserva en bodega y de la que apenas les queda una treintena. Antoni lo vivió con el máximo respeto al trabajo de su padre Josep, fundador de la casa y de la Reserva Particular. 90 años de historia de un productor están reflejados en esta botella, un espumoso de indiscutible talla mundial. Larga vida a Recaredo y a sus fabulosos cavas de terruño.