Gran vino...espectacular.

Una de las denominaciones de origen que considero están apuntando a un nivel muy alto gracias al esfuerzo é innovaciones de los últimos años es Campo de Borja, y en este sentido donde se impone el imperio de la Garnacha, que bien como monovarietal, ó en combinación con otras variedades como tempranillo ó cabernet, produce unos vinos singulares y llenos de matices, que nada tienen que envidiar a otros con mayor marketing que se producen en nuestro país.
Dentro del contexto de monovarietal Garnacha y como no podía ser de otra forma, nos encontramos este extraordinario vino Aquilón que representa muy dignamente, la progresión de esta D.O., habiendo puesto a buen recaudo ocho botellas más para ir comprobando su evolución.
Dada su añada, no esperaba encontrarme un vino tan redondo y equilibrado, sin aristas, de buena potencia, con ese matiz de dulcedumbre que le confiere la varietal, con unos taninos totalmente integrados y dulces, de paso elegante y goloso, con una excelente armadura, aterciopelado, sin ninguna nota de reducción, muy sabroso, de largo recorrido y agradable persistencia frutal.
Pero en nariz no se queda atrás, muy intensa, expresiva, compleja y elegante, de los vinos que se te puede pasar el tiempo oliendo la copa sin parar, con una carga frutal impresionante, frutos rojos silvestres muy maduros, con el carácter del terruño que le confiere esta D.O., recuerdos de caramelos de eucaliptos, notas de madera aromática, tostados, torrefactos, cacao, café en grano…y mucho más.
Todo ello adornado de un color picota muy cubierto, bajo una capa muy alta, limpia y brillante, con ribete cardenalício, de aspecto muy vivo y acompañado de buena lágrima que deja tintada la copa.
Tal y como he leído anteriormente, para nada se deja sentir su graduación, siempre y cuando se tome a temperatura adecuada.
Sin lugar a dudas…un gran vino.