Una elaboración que nacio en 2003 y empieza a empaparse de la maravillosa tierra de la Axarquía malagueña, un terroir formado por pizarra en descomposición, con un excelente drenaje que guarda agua en su subsuelo para soportar al protagonista climatológico –el sol-, las viñas han de luchar por profundizar sus raices en busca de esta reserva, la llamada selección natural. De ahí que viñas de 20 años en la Axarquia presentan las mismas virtudes que viñas de 80 años de muchas otras zonas.

Antonio Muñoz Cabrera una bodega que nos muestra un referente en el trabajo de la variedad prácticamente autóctona de La Moscatel de Alejandria o Moscatel de Málaga en dulce natural con “tierno” y sin “palido” crianza. En esta oasión nos referimos al blanco seco con azucar residual < 2gr./l.

Su visual atractivo, translúcido y de adecuada limpidez, tonos oro con buena luminosidad nos adentran a una moscatel franca y sincera, aromas maduros de fruta de hueso blanco –ciruela, albaricoque, melocoton- rodeado de un perfume de flores blancas y buena intensidad que se reproduce en boca con una entrada con rasgos goloso, rico y un peso rrutal que su rica acidez soporta y nos enseña su mineralidad; en el postgusto con cierto toque metálico que acompaña a una fresca sensación balsámica de menta que rebaja las puntas maduras propias del varietal e invita a otro trago. Incidir en una RCP maravillosa.

El color del vino es amarillo pajizo con una herradura de dorado mas intenso. En la nariz evoca afrutas como el albaricoque, manzanas y flores blancas. Tiene un aroma muy potente. En boca sorprende ya que la idea que la nariz nos manda a la cabeza es de un moscatel dulce, pero todo lo contrario, es seco. Con una entrada suave, muy equilibrada con cierto toque mineral al final propio de los vinos de la zona. Muy recomendable.