Para la mujer... y para el hombre.

Las diferencias encontradas con la 2008 son evidentes con tan solo unos días de separación entre las dos catas. Todo indica que transcurrido un año estén practicamente igual, aunque este tiene mayor proporción de moscatel no creo que diste mucho.
El color destaca igualmente por lo pajizo que es, solo que con unos destellos más verdosos que se aprecian sobre todo al agitar la copa.
Aromas con apuntes ligeramente verdosos todavía que lo hacen muy refrescante pero que se entregan a la delicadeza y madurez de la fruta tropical, lichis, piña... con alguna nota cítrica muy suave y amargosa como la del pomelo.
En boca entra fresco, delicado al igual que en nariz, suave aunque con un fragante postgusto que le da un empujoncito en intensidad.

Para lenguados, pangas... pescados blancos suaves en definitiva y también a tener en cuenta como vino de este próximo verano. Esa suavidad lo hace muy versátil con comidas frescas.

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