Tropicalia Alicantina

En el aroma desesperado que empuja al corcho
olvidamos la frialdad aséptica, su silicona,
transportados al trópico.

Sus ojos miran el trigo verde
y tras el vidrio
refulge el mediodía.

Se intercambian los sentidos, el olfato con la vista,
sobre una bandeja dulce llena de mangos, albaricoques, lichis y piñas;
se confunden con el tacto
saladas olas cítricas,
olas que a Ella, le recuerdan a la brisa de la mañana alicantina.

Sutilmente le regalo flores blancas
tirados en la hierba,
mientras ella disfruta de un melocotón que le sabe a menta.

Decidido bebo para ver
si algo vuelve a su sitio
y la sensación es algo efervescente, carbónica;
de nuevo marítima, glicérica y dócilmente melosa.

Su acidez me devuelve contigo a la tierra
del apetito despierto,
- total, tú hoy no podías beber -
por eso te chupas los dedos con su esencia
acompañando un pollo al horno
(a la japonesa)

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