Un Ribeiro que ya ni lo es y que sin embargo nos ha proporcionado mucho placer.
Dorado apagado con trazas marrones. Sin turbiedades e igualmente sin un gran brillo.
La boca es amable, redondita y delicada. Cada sorbo, sin ser el más profundo, sí que nos aporta placer.
Final envolvente.
Más que rico.
ahora, eso sí, ya no es un Ribeiro.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.