Segundo vino neozelandes que pruebo y deja el nivel alto para los que vengan. En copa, semejante a lo franceses, la nariz conquista por su cantidad de complejos matices, flores azules y violetas, frutalidad interesante, madera muy bien integrada y aromas a lava y a sulfuro (tiene caracteristicas por ejemplo como el Stratus de Lanzarote). la boca es elegante, compleja, paso suave final largo. Vino completisimo. Tapón de rosca. Me empeñe en tomarlo en copa de pinot noir. Precio... me invito Alberto de Khantaros

Primera vez que pruebo un pinot noir de Nueva Zelanda y deja el listón bastante alto para los que vengan después.
En nariz aparecen las violetas y frutos del bosque, en boca es suave y muy rendondo, sin aristas y con un final largo, larguísimo.

Probado en una cata impresionante con David en Vilaviniteca. Un gran Pinot noir de Nueva Zelanda, es el básico. Ya había probado el cornish, pero este, francamente no tiene mucho que envidiarle. Un vino muy agradable para los incondicionales del pinot noir; una nariz muy perfumada y limpia, con recuerdos de violetas y frutos negros y un paso por boca suave, con unos elegantes taninos y un largo final. El paladar es profundo y viscoso, recordando a cereza, zarzamora y apuntes de frambuesa. Buen vino.