En honor a mi admirado Hitchcock lo definiría como si fuera una de sus grandes películas. Perfecto en su trama. Espectacular en su concepción de Riesling seco. Mayúsculo, elegante, sutil, soberbio. Intensos aromas florales, un toque como de savia, notas cítricas, tiene un cierto aire de conjunto de jabones de body-shop curioso, hierbabuena. Una gozada. Pero es en la boca donde el giro te transporta a ese escalón de Trimbach, con un equilibrio, potencia, elegancia que se desliza por la boca y permanece por mucho tiempo en el postgusto tras estallar previamente un conjunto de sensaciones que son difíciles de explicar. Hubo copa con vino durante toda la jornada y cada vez que se mostraba cercana a mí el vello se ponía de punta. Un espectáculo. Una delicia. Como Grace Kelly.