El vino que viene del frío ...

     De color amarillo dorado brillante, despliega aromas exuberantes de mermelada de frutas exóticas - piña, mango y guayaba - de helado de vainilla y de mazapán. Tiene la consistencia del aceite o del jarabe y recuerda a la jalea de membrillo, al bizcocho de albaricoque, a las uvas de Corinto y a la miel de azahar : nos ofrece una persistencia en boca bastante larga.  Por desgracia, su fuerte acidez no contrabalancea su alto contenido en azúcar residual - 240 g/l.- y el conjunto carece de sutileza y de elegancia : los vinos de hielo alemanes o austriacos procedentes de la riesling o de la grüner veltliner le dan mil vueltas. La botella de 37,5 cl. cuesta 60 €, un precio elevado pero justificado : este vino muy costoso de producir viene de lejos.