Normalmente los vinos jóvenes no solo están hechos para consumirlos en el año, sino que no suelen aguantar más de dos. En esta ocasión trato con un joven del 2005 y muestra síntomas frutales para aún ser considerado en buena estima.
Visual de buen color y no marca su evolución a pesar de los tres años, picota de capa media.
Nariz donde los frutillos rojos con tintes licorosos debido a la reducción en botella acompañan a las notas de matorral y sotobosque.
Boca resulta sabroso, donde la acidez aparece en su justa medida, quizás levemente cansado, final con ligera sensación secante, destacando su ataque agradable y versátil.
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