Un Ribera que parece un Rioja, ¿falta de personalidad?

Si confeccionase una ficha convencional, debería decir que nos encontramos ante un vino muy correcto; en color granate intenso, con una capa media-alta, bien ensamblado en sus notas, con madera notable, frutos maduros , pinceladas de compota y tostados, algo de regaliz y recorrido medio. Maridaje amplio, con capacidad para gustar a un abanico enorme de consumidores, y con un precio alto (en ECI Valladolid, 16 euros largos).

Pero es un vino demasiado clásico; la falta de estridencias apuntada anteriormente es también la falta de Algo que le proporcione una identidad diferenciada de tantos y tantos Riberas. Hasta el punto de que parece un Rioja "de los de siempre".

Un movimiento audaz de los enólogos y propietarios de la bodega le reportarían un espacio más definido, en un momento en que el mercado castiga bastante a los vinos uniformes...

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