Otoño, fruta negra, cantos rodados...

Visual, granate oscuro, con menisco de tonos violáceos, con capa media alta, muy limpio y brillante. Abundante lágrima, lenta, transparente.

En nariz, es un vino con una gran complejidad, que en un primer momento presenta una intensidad media en su despliegue aromático. Destacan en primer plano, a copa parada, las notas primarias de fruta roja y negra, en perfecto sazón, con apuntes de arándanos y ciruelas negras. Al agitar la cpa, continúa con una intensidad media... Aparecen ahora con nitidez los aromas terciarios de su paso por barrica, en forma de ahumados, chocolate negro, hierbas de monte (retamas, tallos de monte cortados), y surge un sugerente fondo mineral, de cantos rodados y notas de hierro. Muy interesantes notas de alcohol de farmacia se muestran de fondo... Hojarasca, bosque umbrío, humedad de tierra mojada.... Madurez en evolución en la copa... con la fruta continuamente virando a fruta negra cuando reposa y evoluciona el vino en la copa... Los terciarios están en su justa medida porque la fruta habla con palabras mayores. Es complejo, con muchos matices y una gran profundidad aromática.

En boca, es intenso. Con mucha presencia frutal. Elegante. Muy buena acidez. Buenos taninos, bastante redondeados ya, pero dotando al vino de buena trama y estructura. Final de muy buen longitud, con recuerdos de la fruta y algona nota de su paso por barrica (regaliz, monte). Ligeramente astringente debido a su poco tiempo en botella aún. Una boca acompaña a la complejidad y expresividad de la nariz y hace que en su conjunto el vino sea muy disfrutable, personal, genuino.

En defintiva, un Terruño con una gran complejidad en nariz y con una boca ya elegante, que un tiempo más en botella va a acabar de redondear una boca equilibrada que acompaña a una nariz profunda. La esencia de la Rioja se expresa en las notas de otoño, de umbría y hojarasca, pero el triunfo de las notas primarias encuadran al vino en una línea más actual. Muy buen trabajo.