Cuatro años y medio después.

Volvemos a la consabida frase de que "cada botella es un mundo". Creo que en esta ocasión se la he vuelto a comprar al mismo que lo hice en Abril del 2008, la conservación que tienen sus vinos no son ni regular siquiera, sin embargo este ha evolucionado de una forma maravillosa e increible.
El color era un amarillo un poco decaido.
Los aromas son de mediana intensidad a frutos blancos y amarillos, flores, frutos secos, citricos dulces y pasteleria, bastante bien.
La boca muy viva pero al mismo tiempo equilibrada y con excelente carbónico y complejidad, recuerdos frutales, florales y citricos, el final no es muy largo, pero tiene cierta persistencia.
Aunque no es un gran vino, ahora justifica los 5-7 € que cuesta, volveré a comprarle si le quedan.

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