El vino de la bodega.

Conozco este vino desde su primera añada 1998 de las que pocas botellas se vieron, el 2000 me gustó mucho, lo noté de buena extracción y muy maduro, hoy por hoy sigue en esa línea aunque lo noto más clásico. Desde entonces sigue con esa etiqueta con la ermita como icono y una contraetiqueta muy gráfica que la bodega imprime a todos sus vinos y en la que sorprende que informe de que el vino en cuestión solo tenga 5 meses de crianza cuando mi sensación es de que tiene algunos más. Esta fué una Coop. con aires de bodega que se encargó de dar el impulso a la zona y que otras copiaran de ella, con mucho mérito.
El color es de un cereza con intensidad y de borde granate en el que se puede apreciar algún reflejo violáceo.
Aroma maduro de fruta roja, frambuesas y moras de buena intensidad, acompañados por especias finas y notas balsámicas muy definidas, eucalipto y laurel.
En boca destaco esa madurez, con algún apunte amargoso del hollejo muy agradable y con unos taninos secantes que ofrecen buena largura.
Lo encuentro equilibrado y una vez más me vuelve a gustar.

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