El pleno.

Poco que añadir a la buena exposición del amigo Antoliano, en cuanto a que se trata de un “excelente vinazo” por todos los lados y se mire por donde se mire, para disfrutarlo y degustarlo plenamente en comida ó sencillamente de forma relajada, aunque este no es mi caso ni el de esta botella, ya que fue mi aportación y acompañamiento de una excelente cena en el Lúa de Puerto Rey, acompañado de excelentes amigos. Pero cada cual puede diferir en formas de disfrutarlo, y personalmente considero óptimo poderlo hacer igualmente rodeado de amigos que a la vez entiendan y valoren este tipo de vinos.
Con calificativo de extraordinario en nariz y en boca, totalmente de acuerdo con la valoración anterior, al igual que con mi última cata colgada, a pesar de que en la cena terminamos la botella.
Uno de los vinos que me llevé para los 15 días de vacaciones en septiembre, junto 17 botellas más....y me quedé corto.

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