Añadiría ahora que me hundí más en las notas de este vino que su acusada intensidad, los aromas de frutas blancas, un recuerdo casi centroeuropeo en las notas tanto de nariz como boca (mineral y algo incluso de hidrocarburos elegantes), un recuerdo exquisito, fino y con una acidez tan bien plasmada que el vino se alarga, tiene la naranja alrededor y un sutil toque de azahar...
Limpio y claro como la plata con un brillo al borde de la esmeralda al sol, fino y con un tacto en copa que derrama lágrimas pequeñas con lentitud.
Sumamente aromático, con flores y manzanas, impetuosa nariz con notas muy selectas de pomelo amarillo, cáscaras de nuez moscada, citricos y algo de picon rojo mojado; hay notas de campo seco, de tomillo y hierbas. La boca es otro lado de este vino. El ataque es perfecto, goloso, fino (especias) y potente.
Hay un chocolate blanco, fresas y golosinas, caña de limón, menta y cítricos; presenta una buena estructura y deja un largo recuerdo y persistencia. Es muy vivo. La frescura-acidez es crujiente, late, se mueve, resulta delicioso y deja entrever un toque salino, una sal casi a flor de piel, la última gota.
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