Riesling del Reinghau. Palabras mayores, oiga.

Dorado pálido limpio y brillante.
Tras cuatro horas de aire siempre obligatorias, se muestra intenso y aromático en nariz, con las intrínsecas notas florales, frutales de melocotón y albaricoque y cítricas de limón y pomelo que siempre esperas de estos vinos. Añade un finísimo fondo mineral y unos livianos y deliciosos toques de hidrocarburos. Gran limpieza y enorme profundidad.
Y en boca es una delicia por su innegable clase y equilibrio de registros. Producto de una añada clásica, se muestra lineal, redondo, con una excelente e integrada acidez, un paso firme y graso y un final largo y amplio que nos deja recuerdos cítricos y minerales. Untuoso y concentrado, pero con mucha frescura y ligereza. No hará más que mejorar con el tiempo.
Muchas veces abro estos vinos antes de tiempo, pero es que me resultan tan irresistibles que siempre acabo cayendo. Este Nonnenberg es la más pura expresión de un Riesling del Reinghau, el equilibrio perfecto. Mejorará, vaya que si mejorará, pero ahora mismo es una joyita. Estuvo perfecto con una tortilla de bonito a la sidra. Unos 32 euros. Por estos vinos los pago muy a gusto.

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