Si hay que desobedecer a los sentidos el mejor momento es depues de haber bebido esta enorme proa hacia el paroxismo. Qué finura! Qué nariz, que flores, qué cerezas brillantes y esos toques de cuero a lo lejos, con una puntita de trufa y tierra. Floral hasta en boca. Con una estructura integradora y con esos degarradores matices mentolados que acariacia la seda cruda, suave y delicado.
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