De color rubí granatoso de capa media, translúcido, muy claro, límpido, sin asomo de precipitados. Parco en reflejos, mate, sin brillo. Borde atejado, amplio, apenas diferenciado del menisco.
Abierto, expresivo, fragante, perfumado, repleto de apuntes de flores ajadas y fruta pasa. Hay madurez contenida, hasta juventud, adornada de notas térreas, especias molidas y un fondo a maderas finas, de gran calidad. Resultón pero necesitado de ganar en detalles y profundidad. Parece un vino con 15 años menos.
En boca evidencia que ha ido evolucionando de forma positiva en los últimos años. Ya nada tiene que ver con ese vino de finales de los 90 que pecaba de un exceso de crudeza y que no parecía limar aristas. Ahora estamos ante un tinto de enorme personalidad, pulido, acariciante, dotado de taninos acolchados. El conjunto muestra un excelente balance: orden, liviandad y redondez, con una elegancia fuera de dudas. Mantiene el pulso gracias a su buena acidez, del todo integrada, que aporta frescor. Para nada un vino brusco ni envejecido. Unanimidad en su temible potencial de crecimiento. Sólo le falta un plus de profundidad para llegar a ser un grande. Sorpresón con mayúsculas.
Un Rioja atípico, fuera del contexto actual, que parece haber salido de otra época. El resultado ha sido óptimo y quizás se confirme con los años como una de esas apuestas seguras a las que echar mano. Merece la pena darle una oportunidad si somos capaces de encontrar más botellas. Junto al Reserva Especial de 1995, y algo menos la de 1996, es de lo más interesante que ha producido esta mítica bodega en los últimos años. Las últimas añadas no parecen tener ni el potencial ni la misma envergadura.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/10/bodegas-palacio-1994-reserva-especial.html