Taninos aún bastante marcados

Visual: color rojo picota, capa muy alta, ribete cereza con ligerísimos reflejos atejados. Limpio, brillante. Lágrima abundante y densa.

Nariz: potente fruta roja y negra madura, especias varias, lácteos, toffee, regaliz, balsámicos y algún que otro aroma terciario muy sutil.

Boca: potente en la entrada, muy frutal y con notable carga de madera y de lácteos, cierta rusticidad, de largo recorrido, está rico pero es un vino de trago no tan fácil como otros que a mí me gusta, pero que habrá gente que le resulte algo pesado. Los taninos todavía están bastante marcados a pesar de sus casi 6 años. Yo le daría 6-12 meses más de botella para ver de nuevo qué tal (ver si se han pulido y si se han integrado mejor). Aprecio algunos verdores al final, el cual (el final) es largo pero con un cierto toque de pimienta negra que puede hacer parecer que está algo "picoso" en el final del trago (hacia el velo del paladar). La retronasal es potente y más agradable.

En conjunto global es un vino potente, rústico y que está mejor en visual y nariz que en boca. Todavía le queda por domar algo sus taninos a pesar de su relativa avanzada edad para ser Crianza. Bueno para los amantes de los vinos tánicos pero no recomendable para paladares no habituados a los tintos potentes ni para aquéllos que busquen taninos muy pulidos, sedosos y aterciopelados. Habrá que esperar un tiempo a probar las otras 2 botellas que me quedan para ver si el vino termina de redondearse y de mejorar pues aunque me ha gustado, no me ha terminado de convencer del todo para lo que suele uno esperar de los vinos de Alejandro Fernández.

La RCP, para mí, si es a precio normal es algo justa. Si es de oferta (menos de 12 euros) se puede considerar buena.