Pues si que ha cambiado el vino en unos pocos meses. SU traducción litral significa "oh señor!" que ejemplifica muy bien mi sorpresa al volver a catar este divino jugo. Sigue siendo un vino raro, incluso místico, solo se asemeja a la anterior cata en los rasgos de coco. Hoy huele a hierba seca, agua de mar y una fruta más discreta que recuerda al albaricoque. En boca es ácido, fresco, con notas minerales, cuerpo medio y final placentero. Original y sorprendente. Algo caro.
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