Una alternativa a los reyes alemanes

Dorado intenso con destellos cobrizos.
Nariz intensa, poderosa y compleja. Toques de fruta blanca madura como orejones o melocotón, alguna fruta tropical como mango o lichis, piel de cítricos, naranja confitada, especias blancas, ligeros herbáceos y algún destello mineral. Necesita aire para ir ganando en complejidad y expresión.
En boca es un vino con prestancia, con cuerpo, ligeramente graso, pero compensado con una buena acidez que le otorga el punto justo de frescura. El final es amplio y resulta persistente, dejando un recuerdo de fruta madura y escarchada, con un dulzor bastante contenido e integrado. Está en buen momento de consumo.
Un vino realmente interesante que nos muestra el gran trabajo que se está realizando en Canadá con este tipo de vinos. Eso sí, prefiero el de Riesling al de Vidal, la clase de la diva siempre se nota. Es algo caro, pero siempre más barato que los alemanes, por lo que puede ser una buena opción para probar este tipo de vinos tan especial. Pero donde estén los alemanes…

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