La más pura expresión de la cabernet franc más atlántica.
La crema de casis y las frambuesas se hacen con la copa tras dos horas de juiciosa decantación (al descorche el vino se mostraba muy reducido). Luego las violetas y con la aireación en copa sus notas de terroir a mineral y a trufa envolviendo la fruta madura y fresca.
En boca pulido, envolvente, muy fresco y apetitoso. Taninos maduros. Acidez atlántica. No hace más que provocar el siguiente trago e invitar a más de un bocado.
Una cabernet franc que en solitario siempre será irremediablemente apetitosa. Y encima a este Picasse su terruño le dota de una profunda complejidad.
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