Color dorado brillante ya algo evolucionado, como una infusión de

Color dorado brillante ya algo evolucionado, como una infusión de manzanilla, pero igualmente bonito.

Nariz franca y de intensidad adecuada. Aromas muy marcados a fruta dulce tropical y carnosa, donde destaca la piña.

La entrada en boca resulta inesperada, de hecho algo diferente a las sensaciones que nos ha producido en nariz; juventud y frescura.
El primer trago es sorprendentemente dulce y denso; un vino amplio que se mueve lentamente, delatando un blanco potente (13,5%) y no muy seco.
Una vez superado el primer trago, en boca se presenta redondo, sin puntas destacables, ligeramente dulce, con una acidez más aceptable de la que cabía esperar en un principio y con un final sabroso y largo.

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