Para los puristas y muchos no-tan-puristas, Louis Latour representa todo

Para los puristas y muchos no-tan-puristas, Louis Latour representa todo lo es que malo, vulgar, anti-vinícola que hay en la Borgoña, la serpiente reptando en el jardín del Edén, por su práctica de pasteurizar por unos pocos segundos sus vinos tintos. Pues este blanco Meursault estaba muy rico y necesitaba más botella.
Se toma su tiempo en abrirse, y recompensa con aromas limpios a mantequilla, nueces de la India, fruta con hueso, un fondo ligeramente especiado y tonos ahumados. Un borgoña de verdad, sin levaduras ni vainillas. En boca es amplio, serio, cremoso y de gran acidez, la fruta no se asoma del todo aun y el final deja un firme y duradero recuerdo a piedras. No me queda duda que este 97 tenía en reserva todavía uno o dos matices.

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