Este viñedo de Cold Creek suele dar buenos vinos. Este no fue desagrable, aunque nunca pudo sacudirse un intenso aroma y gusto a pimiento verde (quizá refleje las viscisitudes de la cosecha del 2000 en Washington, cuando en septiembre les cayó el chahuiztle...) que sólo viene a complicar las cosas. Con todo, el vino se las ingenia para mantenerse enfocado, con un aceptable perfil varietal. La fruta es generosa, al igual que las aportaciones de la crianza (se perciben de buena calidad). Buen volumen, alchólico en el retronasal, algo flojo y desacoplado en el paladar medio. El vino se mantiene a flote, pero no es éxito.