Del cajón de los recuerdos.

Lanzaga, un vino del cual tengo gratos recuerdos. A principios de este siglo, traje tres lotes pequeños de vinos de la, en aquel entonces, incipiente Compañia de vinos de Telmo Rodriguez, proyecto que me entusiasmó muchísimo desde el primer momento en que me llegó la información por fax ... si por fax, ya hace algún tiempo. La intención era venderlos exclusivamente en el restaurante de mi familia, y por fuera a amigos y clientes distinguidos. De los vinos que me llegaron, uno de los que mas me llegó fué Lanzaga. Traje tres añadas: 1998 , que creo que fue la primera o segunda, 1999 y 2001. Esta última la recuerdo por ser vinos con una tanicidad mas marcada que los anteriores. El Lanzaga mas difícil de apreciar y por consecuencia de vender. Sin duda el proyecto de Lanzaga estaba madurando pero por el momento no sabía cual es el rumbo que tomaría. A los pocos años vendí todo el stock que tenía... o al menos eso creí hasta el dia de ayer que me encontré con esta última botella, "el último de los Mohicanos".  

El dia de hoy descorcho esta botella con mucho cuidado. El vino no se cuidó con mimo... estuvo por 10 años en la vitrina no climatizada de mi restaurante, meramente para exhibición.  A pesar de que no pude evitar que el corcho se rompiera, no se hizo trizas. Un buen indicio, pero no suficiente como para no esperar que el vino fuera vinagre.

Lo abro, lo huelo y lo pruebo ... y oh sorpresa, el vino esta extraordinario, o lo que le sigue. Dejaré de conocer de los vinos de Telmo son capaces. Viendo las notas de cata de este vino, nadie se imaginó que estaba hecho para una buena guarda. Y este vino lo fué. No me imagino un Altos de Lanzaga, ya apuntaba a buenas maneras.

Esto es lo que os puedo comentar: La etiqueta es muy fea, algo hecho a proposito, casi como un sarcasmo por la cantidad de vinos con etiqueta artesanal pero procesos de fábrica. Este vino tiene etiqueta de fábrica pero procesos artesanales, desde la viña. Color cereza con borde rojo ladrillo. Lágrima delgada ligeramente teñida.

La nariz es una gozada. Primer aroma frutal, que recuerda a la ciruela roja madura. Notas secundarias y terciarias notables: tierra mojada, sotobosque, algo ligeramente herbal (hierbas de provenza secas (tomillo o romero tal vez). 
Tostados mucho mas sutiles de lo que recordaba, ligeras notas especiadas (clavo) y un retronasal fresco aún.

En boca lo primero que destaca es una textura sedosa y acidez aún viva. Al pasarlo por toda la boca la textura se torna mas aterciopelada pero de una gran finura. Notas tenues a ciruela muy madura pero no confituras ni fruta pasificada. Muy disfrutable solo o con una carne muy elegante en textura ( se me ocurre un prime rib o solomillo al horno con una escalopa de foie a la plancha). Maridaje de "texturas". Así de elegante lo percibo.

Recuerdo la ocasión en que me reuní con Telmo algo que mencionó y que me dejó marcado: De que sirve cuantos meses de crianza tiene un vino si no sabes de donde proviene. La calidad empieza con la uva. En Lanciego Telmo ha encontrado un viñedo de calidad excepcional, primer y mas importante paso para elaborar vinos como este.

Una gozada de vino ... un oasis en este encerramiento y en el estrés que la situación causa. Estos pequeños momentos de la vida son los que nos dejan marcados. 

Me ha entusiasmado. Si teneis una botella enpolvada de Telmo Rodriguez, abridla ya... os dará un momento de alegría en este momento tan dificil.

 

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