Uno de los mejores malbec que he tomado jamás. Aunque recién descorchado

Uno de los mejores malbec que he tomado jamás. Aunque recién descorchado se levanta muy torpe con un carácter herbáceo, el decantador le convence de ofrecer fruta roja en compota, nutmeg, roble ahumado abundante de exquisita calidad, y un carácter mineral tan “chalky” como obvio. Ese mismo gusto de terruño es impresionante en boca desde el mismo ataque, y se apodera de cada milímetro del paladar como los contrabajos toman control de una sinfonía de Bruckner. Concentrado, amplio y rotundo, es sorprendentemente suave y aunque de baja acidez, la fruta no se desborda y el tanino es una delicia. 35 euros, y los vale.

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