Grato Reencuentro

A pesar de mi reticencia inicial a reencontrarme con un Grande Cuvee más pobre y menos sustancioso y aromático que las viejas botellas, me decido a realizar una nueva incursión en el universo Krug...

La botella no era de las antiguas ni tampoco de las más recientes; aproximadamente 6-8 años desde comercialización; aunque no llenó el aire de nueces y miel como algún otro Grand Cuvee que recuerdo, ofrecía otros matices también sorprendentes y con un potencial evolutivo muy prometedor: vainilla, fresa, fruta negra, brioche, pan tostado, mantequilla, frutos secos, orejones, canela!, etc... Cambiante con la oxigenación, excitante a copa parada e intensamente embriagador cuando se agita suavemente, este vino continua ejerciendo un extraño influjo en mí...

La boca es plena, rotunda y arrolladora; de gran densidad, caricia glicérica y untuosidad grasa, equilibrándose el exceso con una acidez bien armada que le otorgará larga vida...
Postgusto eterno.

A sus pies.

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