Cereza de capa baja, limpio y brillante.
Se trata del típico vino de sed de la “Borgoña Pobre”, floral, frutal, con raspón, sin casi alcohol y con una gran acidez. El arquetípico pinot de frasca para comer con embutidos y paté de campaña. A mí me encantan estas elaboraciones, y más en verano.
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