Rubí profundo.
Nariz media (+) con violeta, zarzamora, arándano azul, cereza negra, ciruela negra, en mermelada, pimiento verde, hierba, hoja de grosella negra, eucalipto, medicinal, pimienta negra, regaliz, nuez moscada, cedro, alquitrán, cuero, piso forestal, champiñón y hojas mojadas.
En evolución.
Seco en boca, acidez alta, tanino alto, alcohol medio, cuerpo medio (+), intensidad pronunciada y final largo.
Excelente vino del Valle de Guadalest que se puede beber ahora, aunque tiene potencial para el envejecimiento.
Muy en la nueva línea “moderna” de vinos tintos que cada vez se va estilando más, frescos, ácidos, de alcohol medio y trago fácil, pero en este caso además lleno de intensidad y persistencia.
El de entrada a la bodega me dejó algo frío, pero este caliente, caliente, hasta cachondo diría yo…
Un disfrute mayúsculo, mientras observaba las vistas del castillo de Guadalest casi daba la sensación de estar “masticando” el paisaje, tan verde, tan fresco, pero al mismo tiempo tan mediterráneo.
Mucho ojito a esta bodega porque dará que hablar, de momento las cifras ya asustan: 8,1 millones de € lleva invertidos la familia Vidal Balaguer en el proyecto. Y esto solo acaba de empezar, puesto que estamos hablando de la primera fase que básicamente consistía en la adquisición de los terrenos y la replantación de las viñas en terrazas de piedra de 800 años de antigüedad, al más puro estilo de los socalcos portugueses. Ahora en la segunda fase ya se está rehabilitando las antiguas masías para las instalaciones propias de la bodega y un hotel de lujo de 5 estrellas con 24 habitaciones
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