Se acabaron las vacaciones de verano y volvemos a Ecuador en donde vamos a degustar este vinito blanco que tan solo por aspectos técnicos, no queda amparado en la D.O. Costers del Segre y del cual hemos leído maravillas. Alucinante que tenga hasta 22 viníferas en su coupage. Su nombre "La Pell", la piel en castellano alude al aspecto casi hueco de algunas vides muy viejas (de hasta 120 años) y que parece que solo haya piel. La llegada de Pilar Salillas en 2018 marcó un cambio de rumbo en la bodega y por ejemplo, empezó a utilizar las pieles en la vinificación de los blancos. Pero vamos a lo nuestro. La botella venía lacrada, lo cual siempre se agradece. Abrimos la botella y la vamos metiendo y sacando de la nevera hasta alcanzar los 11°C. A los 40 minutos procedemos con su valoración. De escasa producción, ésta es la n° 750 de 1.121 producidas. Respecto al tapón, pues compacto y humedecido unos 5 mms desde su base.
VISUAL: Precioso color amarillo oro de cierta intensidad, con reflejos alimonados y verdosos, ligeramente turbio. De lágrima escasa, lenta y grosor intermedio (93)
OLFATIVA: Percibimos una mezcla de aromas herbáceos, vegetales y frutales. A copa parada encontramos algo de heno, de pimiento verde y ciruela blanca. Agitamos y nos vienen notas dulzonas de membrillo amarillo, de vainilla y de bollería, a croissant y pan brioche. Al rato asoma un toquecito cítrico a caramelo de pomelo y a mandarina, acompañado por recuerdos medio anisados y mentolados, como de anís, menta o hierbaluisa. Muy fresco en nariz, de intensidad media-alta (93).
GUSTATIVA: Qué cosa más maravillosa. Apreciamos una calidad en la frutal brutal. Nos vienen notas de naranja confitada, de fruta escarchada y orejones, de melocotón en almíbar, todo muy dulzón y de cierta densidad, con cuerpo. Con un toque seco en el paso por boca y de cierta untuosidad, impactante su entrada. Se muestra muy frutal, con apuntes tropicales de maracuyá, piña y plátano en retronasal, dando paso a un post-gusto sabroso, con notas de vainilla y crema inglesa. Una gozada, continúan apareciendo sabores dulzones, ahora de mermelada de ciruela amarilla, mientras que al final nos sorprende con un puntito mineral de cierta salinidad. Persiste casi tres minutos en boca. Una "troballa", 22 varietales, viñedos de 120 años y un gran trabajo en la viña y en la bodega, es la mezcla perfecta para lograr un producto de tan gran nivel como éste. Tremendo, complejo y sabroso, con capacidad de guarda, al menos 4 o 5 años más (95).
La RCP pese a costarnos 38 eurazos me parece muy buena. Los vale con creces.
MARIDAJE: Abrimos la botella con un suculento salmón plancha en salsa de piña. Otro día nos lo tomamos con un arrocito de langostinos, y nos lo terminamos con un rico pulpo a la parrilla. Sensacional con todos los maridajes. Los intensos sabores frutales armonizaron exquisitamente con los apuntes salinos de los distintos platos. Sensacional vino blanco, muy gastronómico.
VIDEOCATA: https://youtu.be/mUlHV0jNQuo
Salud-os!!