El linaje Lurton suena a estirpe, los herederos activos son la cuarta generación de vitivinicultores de esta gran familia productora de vinos originariamente en la región de Burdeos, afincados allí desde 1897. Es una de esas estirpes que han logrado generar una historia vinculada al mundo del vino y al compromiso con la exigencia y la excelencia; un clan que adivinó que la suerte es la búsqueda del conocimiento y el saber hacer, y que el azar es la exploración de la sapiencia.

Hacer vino hoy en día es complejo, es necesario ser natural, atento, cuidadoso, audaz, innovador, riguroso, sensible y comprometido; con una política responsable, es necesario tener una visión educativa, ser transparente, compartir, respetar la tierra...

Los hermanos Lurton aterrizan en Castilla y León buscando hacer un gran vino blanco con una excelente uva, allí descubren la verdeja, una variedad manchada por los excesos por la que Jacques y François sienten pasión. Mucha gente frunce la nariz al oír pedir un "verdejo" en un lugar público donde sirven brebajes, a otros nos brillan los ojos después de haber probado vinos de la zona de clase mundial.

Más adelante, buscando una finca para producir grandes vinos tintos, se dirigieron hacia el jardín secreto donde la vida de los más bravos es maravillosa, la patria de la yema de huevo de la tierra con sabor a sangre tintada, un oasis sombrío relleno de viñedos viejos prefiloxéricos que han sobrevivido en un desierto de suelos arenosos y limosos muy pobres.

Lo que más llama la atención de la elaboración es el hecho de no tener sulfitos añadidos, naturalmente. Dicen que el vino empapado toma la forma de su continente, depósitos comunes como los embriones ovalados de las aves y el hormigón. Remontados controlados con una extracción ausente de violencia; bienaventurados los vinos suaves con el corazón fuerte.

Color rojo cereza con el ribete púrpura, de capa media-alta, limpio y brillante.

En nariz es fruta, fruta y más fruta, negra y roja; moras de zarza y ​​arándanos, frambuesas y fresas silvestres. Tiene un trasfondo más vegetal, laurel y hierbas aromáticas, sobre todo lavanda con un trasfondo floral de violetas.

En boca tiene una entrada algo rústica, involución positiva de las mutaciones del tiempo, tiene un gusto antiguo y ancestral, naturaleza olvidada, la visión de un futuro mejor. Es fresco y de perfil amargo, con el tanino rugoso y rasposo, potente pero controlado, de corte goloso contenido, graso y de conglutinación viscosa. Se ubica primeramente en el fondo de la lengua mostrando su carácter amargo y termina en la punta de la lengua exhibiendo un punto dulce.