Había probado anteriormente más vinos de este productor que siempre me han gustado incluso estando en la frontera del naturismo vinícola. Sin embargo, y pese a tratarse de un 2022, el mejor a día de hoy es esta cuvée de Crozes-Hermitage, una garnacha, creo que vieja, que proviene de suelos arcillosos y calcáreos. Fruta negra, pero también roja, tabacos, cueros, carnes, sangre, tierra… Parece una frase hecha, pero es que es verdad: muestra lo que es auténtico en esta uva. La boca tiene mala leche, tanino, acidez, fruta, mineralidad y hace salivar. Parece mentira que con tanta materia visible, el grado alcohólico sea tan solo de 12.5º. Un tinto delicioso que se puede beber ya.
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