Vista: Rubí gastado de capa media y con el ribete ancho diferenciado en tonos pálidos. Limpio y mate. Lagrima abundante, gruesa, ancha y de caída rápida que tinta ligeramente la copa.
Nariz: Intensidad media, fina, sutil y elegante, con buena definición y bastante persistencia. Inicialmente muestra aromas de reducción y silo que desconciertan, no por desagradables, sino por no esperados. Luego se aclara y muestra aromas de frutos rojos maduros acompañados del frescor de hierbas aromáticas y césped. Evoluciona con mineralidad, polvo del camino y piedras calientes. Ni rastro de madera.
Boca: Entrada suave y amable pero con intensidad y volumen suficientes para colmar la boca de forma agradable y placentera. Recorrido largo y persistente, redondo y equilibrado, marcado por la frescura que le aporta una buena acidez y unos taninos carnosos y fundentes. De trago largo y fluido, con el tacto sedoso. Ya no queda rastro de la reducción inicial percibida en nariz. Ahora nos entrega una fantástica fruta que se endulza con un ligero toque licoroso pero que no empalaga. De ello se encarga la mineralidad y unos buenos amargos aportados por notas de monte bajo y aceitunas. De nuevo la madera protagonista por su ausencia. Postguto intenso y persistente que deja sensación plena y agradable.
Someter una fruta de calidad a 18 meses de crianza y que le aporte equilibrio pasando la madera desapercibida es algo que siempre merece ensalzar. Diremos que le falta complejidad. No se puede tener todo, y quien la necesita, si el resultado es disfrutar de un magnifico vino a un precio moderado.
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