Escoda y Sanahuja son dos linajes y una familia, caminos que se cruzan y se unen para dinamizar un proyecto común focalizado en hacer vinos naturales de agricultura ecológica desde la idea de masía, una visión holística que no sólo contempla viñedos y bodega sino que incluye otros muchos aspectos: minifundio con diversidad de cultivos, animales, un restaurante... energía cilíndrica, economía doméstica, un modelo que debería ser nuestra bandera.

Todo confluye en el viñedo, vinos naturales con uva de agricultura biodinámica, culto a la fruta, vinificación de mínima intervención y máxima atención, levaduras nativas y acompañamiento, escucha y mediación; todo con pasión.

Los Bassots, chenin blanco, despalillado total, maceración de dos semanas, nos ponemos ante un brisado, tendremos tannicidad, fermentación alcohólica con levaduras autóctonas, quince meses reposando en barrica de roble francés; embotellado sin filtrar, ni clarificar, ni estabilizar, sin sulfuroso añadido, zumo de uva fermentada y respetada.

Color amarillo dorado con el ribete verdoso, algo turbio, limpio y brillante.

En nariz de inicio encontramos notas de medicamento, cera de abeja y flores secas, a medida que se va abriendo sale la fruta amarilla y cítrica, albaricoque, níspero, manzana verde, naranja mandarina y pomelo; trasfondo terroso y salino, mineral.

En boca tiene una entrada fresca y amable, pegajoso y voluminoso, glicérico y aterciopelado, buena acidez, con un final ligeramente amargo delicioso, cierta sensación tánica que le da estructura, amplitud y persistencia; un vino con tensión, abundante y rico.