Líbano, Oriente Próximo no cercano, de ese Mediterráneo del que venimos y al que ahora damos la espalda, miramos hacia el norte, hemos olvidado la claridad del sol que nos une, renegamos de los hermanos de luz.
El pueblo Fenicio, los rojos antepasados ​​de los modernos libaneses, aquellos que emborracharon por primera vez a nuestros talayóticos, comerciantes, una cultura expansiva ligada también a la viña y el vino.

Los franceses Horchar llegan al Líbano en tiempos de las cruzadas, las famosas cruzadas en Tierra Santa para recuperar la cristiandad durante la Edad Media, han permanecido allí desde entonces pero han procurado una formación francófona a sus descendientes; tampoco podemos olvidar que el estado francés dominó el Líbano durante un buen puñado de años donde se debieron sentir como en casa, me da miedo utilizar la palabra oligarquía.

En 1930 Gaston Horchar fundó el Chateau Musar con sólo 20 años, se establece un gran vínculo con Burdeos pero se intenta encontrar un camino propio con vinos reconocibles y singulares. Gaston y Marc son las cabezas visibles hoy en día, una se encarga del líquido y la otra de la liquidez.

Serge Horchar, hijo de Gaston y padre de Gaston y Marc, fue el creador del Rose de la casa, enamorado de los rosados ​​tranquilos de la Champaña mezcló uva blanca con uva negra; uvas blancas, un 40 por cierto de merwah y un 57 de obaideh con un 3 por ciento de la tinta cinsault; el cupaje para hacer este maravilloso clarito.

Color salmón muy pálido con el ribete de oro blanco, limpio y brillante.

En nariz de inicio destacan los aromas cítricos, pomelo rosa y naranja acompañados de notas florales, rosas y geranio, también aparecen aromas de fruta roja crujiente, granada y frambuesa; en otro plano encontramos aromas de membrillo con un trasfondo de especias y frutos secos.

En boca tiene una entrada fresca y elegante, aparentemente ligera pero es un vino que va creciendo en boca y va mostrando su estructura y sobre todo su textura granulada y glicérica, cabe destacar una buena acidez acompañada de deliciosos amargos; maravillosa sensación salina y mineral que se muestra en forma de divertidas cosquillas en la punta de la lengua.