Sigue igual que hace un año. Pocos vinos tan redondos e integrados he bebido. Fruta roja, regaliz, minerales y especias en nariz. Delicioso en boca, fresco, sedoso. No es un vino de larga persistencia o de presencia marcada. Sólo sutil, elegante. Quizá no tenga acidez para mantenerse en este nivel muchos más años, pero ahora mismo está en su punto.

No tengo mucha familiaridad con la Bobal y elegí este Ponce La Estrecha para trabajarla. Lamentablemente la primera botella salió con un poquito de TCA; no demasiado pero claramente perceptible. Pese a ello no pude dejar de ir catando poco a poco porque detrás de ese TCA había un vino muy aromático y floral y con un cuerpo muy interesante. Cayó en tres días. Es la primera vez que me termino una botella de vino "con corcho". Sólo eso ya indica lo intrigado que me dejó. Pero difícilmente puedo escribir una nota de cata de un vino con corcho así que...

Compré otras dos botellas de la misma cosecha (2019) y es lo que reseño hoy. Vaya descubrimiento! Confirma todo lo que me gustó de la botella defectuosa y me abre un mundo de posibilidades con esta Bodega Ponce, porque leo que sus otros vinos están a niveles iguales o superiores.

Por color y aroma (mineral y especiado a la vez que floral y con fruta roja) te lleva a Borgoña. La nariz, sin ser muy intensa sí es bastante compleja. Y en boca es una delicia: ligero y fresco aunque con estructura y buena acidez. Y se agradece ese alcohol moderado (13%) que ayuda a seguir bebiendo. El tanino sedoso y perfectamente integrado (pese a la juventud!) aunque debo apuntar que el segundo día estaba aún mejor. Este vino aguantará botella bastantes años y seguro que evoluciona bien. Mantiene en boca esas ricas notas minerales que anticipaba la nariz.

En fin, que quedo con ganas de seguir descubriendo la gama de Ponce!