Joven e ilusionante proyecto en una zona con larga tradición en la elaboración de vinos que a principios del siglo XX perdió fuerza, pero que una joven enóloga llamada Irene Rodríguez, formada en la escuela de Enología sita en Logroño y después de haber trabajado en importantes bodegas, en el 2014 decidió iniciar su propio proyecto. Controla 1,50 Ha. de viñedo.
El vino se presenta en una botella tipo Rhin estilizada. Vestida con una sencilla, elegante y moderna etiqueta en su diseño. El corcho que cierra es de silicona y él se indica el nombre de la bodega.
A la vista un color amarillo muy pálido. Limpio y brillante. Con una buena lágrima que con pereza se desliza por el cáliz de la copa.
En nariz frescas frutas tropicales, cítricos, fruta blanca y sus flores.
En boca es ligero, equilibrado, jovial, veraniego, muy fresco, con cierta elegancia y frutal. Con una acidez que invita a beber y que le dará 2-3 años en buena forma. Fresco y frutal paso de boca.Es largo. Me dá una permanencia de 2,00 minutos.
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