La primera vez que probé esta edición fue en Navidades. Ahora tengo la oportunidad de abrir otra y las sensaciones son magníficas. Un vino inconmensurable. Mucha vejez y mucha juventud, todo a partes iguales (menudo disparate), toques a higo, pegamento que va y viene, punzantes, especias de todas clases (desde la dulce canela, pasando por el clavo y la pimienta y acabando por los balsámicos), apuntes ferrosos, polvorientos, maderosos, a barniz y sacristía. Y al final muchísima sal, en ésta más que en la anterior botella. He empezado la casa al revés y no he comentado que además la capa es baja, que el color es limpísimo y que el trago, duro y agreste por una parte, también nos puede llegar a parecer agradable e incluso, en cierto modo, abocado (somos algo masocas). Una profundidad insondable, una complejidad indescifrable y una elegancia para quien sepa verla. Voy a puntuarle con un 10, ya que, de ambas botellas, la primera me salió perfecta y esta casi, casi.
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